Declaración de Principios

Ideas fuerza para nuestra acción política

El principal objeto de nuestro análisis y nuestra disputa es el modo de organización de la reproducción social, que es el conjunto de procesos sociales que hacen posible y definen la vida humana en general. Esto incluye la actividad productiva de bienes,  servicios y otras actividades necesarias para la vida.

Nuestra época se define por un modo particular de organización de la reproducción social que llamamos Capitalismo. Su expresión política es el Estado, que es una organización específicamente moderna y capitalista del poder social, y se presenta como una forma de poder separada y superior con respecto al resto de la sociedad.

El objetivo final y permanente de nuestra política es una transformación revolucionaria de dicha organización de la reproducción social, un proceso radical de destrucción de este orden social y la instauración de otro. Entendemos que esta transformación depende de una crisis generalizada de la sociedad actual

El motor de ese proceso de crisis es la lucha de clases en un sentido amplio, incluyendo todos los flancos de enfrentamiento entre los sectores oprimidos/dominados contra los sectores dominantes de la sociedad. Allí donde hay un conflicto latente o expreso entre ambos sectores, hay un potencial para avanzar hacia procesos revolucionarios. La tarea de la organización política revolucionaria es identificar esos conflictos y trabajar para vincularlos con el conjunto de la lucha por una transformación revolucionaria

El nuevo orden social al que aspiramos surge de las contradicciones y potencialidades del orden actual. Se trata de una sociedad feminista, comunista y libertaria, que permita el despliegue pleno de las capacidades individuales y colectivas, superando al capitalismo y el Estado

Reconocemos que hoy existe una crisis ecológica que amenaza con destruir las condiciones materiales de la vida social. Esta crisis es resultado necesario del modo de producción capitalista y su modo de organizar la reproducción social. Por lo mismo, solo una perspectiva ecosocialista puede ofrecer una salida, no solo a los conflictos socioambientales, sino al destino de la humanidad en su conjunto

Nuestra mirada ideológica expresa una síntesis de diferentes visiones, recorridos y trayectorias políticas. Rescatamos los aportes teóricos y prácticos del feminismo, el anarquismo y el marxismo porque sabemos que la crítica revolucionaria no reconoce fronteras nacionales, ni identitarias, sino que es patrimonio del conjunto de la clase trabajadora. Rechazamos los argumentos de autoridad o el dogmatismo asociado a ciertos personajes históricos porque debilita nuestra propia fuerza teórica, y condenamos el sectarismo porque debilita nuestro esfuerzo revolucionario.

¿Por qué Feminista?

La vida de las mujeres y las disidencias sexo-genéricas es una cuestión política. No existe una separación sino un entramado complejo entre lo íntimo, lo privado y lo público en la disputa de poder, porque allí se expresan transversalmente todas las formas de dominación

Una revolución social es una revolución integral de las relaciones sociales («lo personal es político»). Esto incluye transformar radicalmente la actual división sexual del trabajo que pone a mujeres y disidencias sexo-genéricas en una posición subordinada y precarizada.

Nuestro feminismo es un feminismo de la clase trabajadora, levantado e impulsado por sectores tradicionalmente excluidos por las izquierdas: disidencias sexo-genéricas, niñas, niñes y jóvenes, personas racializadas y trabajadoras no remuneradas

Entendemos el feminismo anticapitalista como una práctica política que comprende el conjunto de opresiones como una unidad compleja. No existen distintos “sistemas” de opresión, sino una totalidad capitalista que produce diferencias y desigualdades en su interior para asegurar su propia reproducción.

Entendemos el género como un fenómeno de cualificación de la fuerza de trabajo: la producción social del género es un aspecto de la organización del trabajo, entendida como la forma en que se organizan las actividades necesarias para la reproducción social. De ello resultan diversas subjetividades productivas, como el género y la raza

Contra el paternalismo y la condescendencia, reivindicamos el protagonismo de mujeres y disidencias de la clase trabajadora en la acción social y política revolucionaria.

La violencia de género es una práctica coercitiva de poder, que se ejerce para afirmar el ordenamiento jerárquico de las relaciones heterosexuales en el capitalismo. Este orden está actualmente en crisis, agudizada por las luchas por la soberanía del cuerpo, la autonomía económica, la ocupación del espacio público y libertad sexual de mujeres y disidencias sexo-genéricas. La violencia patriarcal cumple un rol en la fragmentación de la clase trabajadora, al fomentar la competencia entre sus diversos sectores, siendo un obstáculo para nuestra constitución como sectores organizados de la clase trabajadora

Comprendemos el enfrentamiento de la violencia de género en clave de responsabilización individual y colectiva. Esto implica acciones orientadas al apoyo de las personas afectadas y la identificación de las condiciones que hacen posible la violencia.

Apostamos por un enfoque estratégico y programático que integre todos estos elementos en su núcleo, que incluya pero que no reduzca el feminismo solamente a las reivindicaciones de género

El feminismo cumple un rol articulador de fuerza y de programa, a nivel nacional e internacional. Forma parte esencial de una transformación revolucionaria, porque fomenta una movilización masiva y va creando una nueva subjetividad transformadora.

¿Por qué Comunista?

El trabajo es la determinación fundamental de la vida social. La forma específica y predominante del trabajo en el capitalismo es el trabajo asalariado (la venta de la fuerza de trabajo en el mercado, a diferencia de formas anteriores como la esclavitud o la servidumbre), que a su vez define las formas concretas que adoptan otras formas de trabajo como el trabajo doméstico no remunerado o las diversas formas de desempleo y subempleo.

Vivimos en una sociedad de clases, que organiza la vida social en función de la producción de mercancías, incluida la fuerza de trabajo: esa sociedad se llama capitalismo. La principal clase del capitalismo, en la que ha tendido a concentrarse la población mundial en los últimos doscientos años, es la clase trabajadora. Frente a ella, y para explotarla, existe la clase capitalista.

Comprendemos la clase trabajadora en un sentido amplio, complejo y heterogéneo, como el conjunto de aquellas personas cuya vida depende del trabajo remunerado y no remunerado realizado por ellas mismas o sus comunidades. En este sentido, entendemos que la clase trabajadora es el sujeto universal de la revolución. Esto quiere decir que, por su lugar en la producción y la reproducción de la sociedad, y por su interés material en acabar con toda forma de explotación, opresión y dominación, la clase trabajadora tiene la posibilidad de emancipar al conjunto de la sociedad.

El capitalismo es una sociedad global, y por ello, la clase trabajadora es una subjetividad igualmente mundial. Aunque existan marcos nacionales de acción política, el internacionalismo es la forma más desarrollada de la solidaridad de clase. Esto incluye la solidaridad con pueblos y naciones oprimidas dentro de un mismo Estado

El horizonte comunista es la abolición de las clases sociales y la socialización de los medios de producción y las riquezas sociales, bajo control de órganos de poder popular en manos de los y las trabajadoras.

¿Por qué Libertaria?

Reivindicamos una estrategia basada en la construcción de poder popular: proponemos el protagonismo directo de las masas en un proceso revolucionario, a través de sus propias organizaciones

Un programa de la clase trabajadora, que mantenga la independencia con respecto al proyecto de la burguesía, supone una diferenciación programática y política con respecto a ella. Esto implica la autonomía (pero no indiferencia) de las organizaciones de la clase trabajadora con respecto al Estado, antes o durante un proceso revolucionario, en la medida en que el Estado es la forma política del capital, y no representa una herramienta neutral para un programa revolucionario de la clase trabajadora.

Nuestro horizonte programático general es la autogestión de la producción y reproducción de la vida. Esta implica que la clase trabajadora gestione una planificación unificada, democrática y participativa de la actividad político-social para la plena satisfacción de los deseos y necesidades de los pueblos.

La democracia directa en las organizaciones sociales y políticas no es un aspecto formal, sino un componente estratégico, porque una participación efectiva de todas las personas genera cohesión y fortaleza colectiva. La democracia en las organizaciones sociales permite que éstas sean una escuela de lucha, ya que fomenta que las diversas experiencias sean procesadas colectivamente (y no solo por cúpulas), aportando a la autoconciencia popular, en términos programáticos y estratégicos. Además, los procesos de auto-formación activa hacen posible una mayor y mejor participación en la elaboración política, y esa participación fortalece el despliegue del proyecto político libertario.

Orientamos nuestra práctica a partir de una crítica de las jerarquías y el autoritarismo en todas las esferas de la vida. Esto significa erradicar todas las formas en las que el género, la raza, la edad, el origen nacional, los niveles educativos o la posición social son transformadas en desigualdades, institucionales o interpersonales, que atentan contra el libre desarrollo de nuestro cuerpo, nuestra creatividad o nuestra experiencia del mundo y las demás personas

El horizonte libertario comprende la abolición de los ejércitos, la policía y las cárceles, como funciones represivas y disciplinadoras propias de una sociedad de clases. Contra el punitivismo, proponemos una justicia basada en la responsabilidad colectiva y la autogestión de los conflictos inter-personales y sociales

Apostamos a la construcción de una nueva subjetividad a través de prácticas prefigurativas: experiencias de organización y de lucha que van configurando una subjetividad revolucionaria desde el presente. Esta construcción de nuevas subjetividades ya está en curso en las luchas actuales, y ha comenzado a transformar el conjunto de las relaciones sociales

★ Tenemos la convicción de que un horizonte libertario requiere una militancia disciplinada y responsable en organizaciones políticas que faciliten los procesos de auto-organización popular, contribuyan con una lectura crítica de la coyuntura y organicen la actividad política de la clase trabajadora para conquistar su programa revolucionario.

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